Desigualdad en IIPP


4.518 mujeres viven en prisión en España, lo que supone un 7,7% del total de población reclusa (59.398), según datos de 2019 de la Secretaría de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior, un colectivo que se enfrenta a una triple discriminación: social, personal y penitenciaria. 

Las condiciones de cumplimiento de una condena en el Estado español son más duras para las mujeres que para los hombres.

Según se desprende de la noticia, existen una serie de factores que agravan la situación en que viven las mujeres en las prisiones españolas. El primero de ellos es "una mayor precariedad de espacios y, en consecuencia, peores condiciones de alojamiento", se ubican en módulos de centros pensados por y para los hombres, con menor oferta de recursos. Asimismo, al existir pocas prisiones para mujeres, se amplía la lejanía de su entorno familiar y afectivo, lo que dificulta por razón de género su proceso de reinserción social. 

Habitualmente existe un único módulo destinado a mujeres en el que no se separa a las internas atendiendo a criterios de clasificación, por perfiles criminales, edad, adicciones, salud mental o características penitenciarias, como ocurre con los varones, lo que obliga a personas que han cometido un delito leve a convivir con mujeres presas que presentan un perfil de peligrosidad o conflictividad grave. Por ello sería necesario ampliar la oferta de plazas para mujeres asi disponiendo de varios módulos habilitados para que esta causistica se materialice.

No obstante, solo un 1,6% presenta este perfil, según Instituciones Penitenciarias, la criminalidad femenina está centrada en delitos leves destinados a conseguir dinero. Por ello un análisis del delito y una aplicación de tercer grado con medios telemáticos sería conveniente.

Las ofertas formativas y laborales, tienen que ver con tareas de costura o limpieza, por lo que reproducen las limitaciones sexistas y reducen las oportunidades de reinserción laboral en el exterior.

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